El estudio, que abre nuevas sendas para entender los insectos como modelos del desarrollo humano y las enfermedades, señala que las moscas Drosophila, usadas comúnmente en las ciencias de la vida, tienen un "reloj interno" operado genéticamente.
Este reloj circadiano hace que los insectos busquen ambientes con temperatura más o menos cálida según la hora del día.
Las criaturas de sangre fría modifican su comportamiento para alterar la temperatura corporal buscando, habitualmente, diferentes temperaturas externas. Pero las moscas de la fruta son la primera especie en la cual se ha demostrado que la modificación del comportamiento para preferencia de la temperatura está controlada por un reloj circadiano.
"Hemos mostrado que las moscas Drosophila exhiben un ritmo diario de preferencia de la temperatura que es más bajo en la mañana, alto al atardecer y que sigue el patrón similar de ritmos en la temperatura corporal de los humanos", señaló Fumika Hamada, investigador principal en la División de Oftalmología Pedriátrica en el Hospital de Niños en Cincinnati, Ohio.
"Este estudio da cuenta del primer análisis sistemático de los mecanismos moleculares y neurales que subyacen en el ritmo de preferencia de la temperatura en las moscas de la fruta", agregó.
Este reloj circadiano hace que los insectos busquen ambientes con temperatura más o menos cálida según la hora del día.
Las criaturas de sangre fría modifican su comportamiento para alterar la temperatura corporal buscando, habitualmente, diferentes temperaturas externas. Pero las moscas de la fruta son la primera especie en la cual se ha demostrado que la modificación del comportamiento para preferencia de la temperatura está controlada por un reloj circadiano.
"Hemos mostrado que las moscas Drosophila exhiben un ritmo diario de preferencia de la temperatura que es más bajo en la mañana, alto al atardecer y que sigue el patrón similar de ritmos en la temperatura corporal de los humanos", señaló Fumika Hamada, investigador principal en la División de Oftalmología Pedriátrica en el Hospital de Niños en Cincinnati, Ohio.
"Este estudio da cuenta del primer análisis sistemático de los mecanismos moleculares y neurales que subyacen en el ritmo de preferencia de la temperatura en las moscas de la fruta", agregó.
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